Hablemos de Dinero – Parte 5
Ricos que fueron pobres
Por: Armando Chavarro
….. En artículos anteriores hemos hablado sobre diferentes aspectos que estarían orientados a ir creando una ruta hacia la consecución de dinero o hacia la búsqueda de la independencia económica.
Hablamos sobre el tema de la pobreza y la riqueza y dijimos que todo parte de EL PENSAMIENTO. Pensamiento de pobreza o pensamiento de riqueza, pensamiento de escasez o de prosperidad. También me referí a que, en el mundo material todo gira al rededor del dinero, que ese es el centro de la supervivencia, indiscutiblemente.
En tercer término dije que, hay que recordar con mucha intención que: definitivamente no se podrá subir a la cima de los negocios si no se está debidamente preparado, equipado, condicionado y dotado de la naturaleza de una personalidad orientada hacia el dinero y que por supuesto, esta inclinación no siempre llega naturalmente, pero con certeza puede ser aprendida.
Por último me referí a que los fracasos son la gran escuela, una gran enseñanza. ¿Por qué? Porque enseñan lo que no se debe hacer. Que a partir de ahora, con intensidad deberás hacer lo opuesto a lo que hiciste en tus fracasos. Debes hacer un inventario de todo lo que hiciste que condujo al fracaso; malos hábitos, intención, uso del tiempo, poca perseverancia, prejuicios, falta de claridad en tus objetivos y demás. Espero que hayas pensado en estos días pasados sobre esto y ojalá hayas hecho el ejercicio.
En este artículo veremos que, las múltiples apreciaciones sobre el dinero, buenas malas y peores, son sencillamente prejuicios basados en la información acertada o errada que la sociedad posee, según sus propios éxitos, frustraciones, experiencias o fracasos.
Sea cual fuere, parafraseando la letra de una conocida canción “digan lo que digan, los demás”, sea que hayan ganado o perdido, está claro que los que hacen dinero tienen un tipo de personalidad y un factor “X”, que les ha permitido alcanzarlo. Ricos, pobres, bellos, feos, profesionales, empíricos, campesinos, citadinos, blancos, negros, los cuerdos, los locos, letrados y analfabetas; en cada una de estas categorías siempre se han conocido historias de éxito económico, de personas que han hecho grandes fortunas, las conservan y las aumentan. Todos ellos tienen el mismo elemento, el mismo factor orientado hacia el dinero.
Los grandes hombres de empresa son las personas que organizan y manejan negocios; generalmente lo hacen con un riesgo y visión considerables. Son ellos los que crean empleos, proveen servicios y mercancías y es así como florece la economía nacional.
El verdadero desarrollo de una nación empieza no con médicos, ingenieros, abogados, tecnólogos, técnicos o científicos, sino con hombres de empresa. Y es desde esa perspectiva de desarrollo donde se origina la financiación de las escuelas y universidades donde se han de formar los
abogados, ingenieros, médicos y demás especialistas académicos; y aunque todos contribuyen al crecimiento de la sociedad, toca a los hombres de negocios iniciar ese proceso y mantenerlo activo.
Isaac Newton dijo: “Si he tenido una visión más clara que la de otros, es porque he observado sobre los hombros de gigantes.”