La educación como pilar para generar conciencia ambiental

Alexander Chavarro Soto, experto en sistemas administrativos logísticos

Por: Alexander Chavarro S. / Especialista en Supply Chain

Normalmente cuando escuchamos o leemos el término “educación”, lo primero que nos viene a la mente es un proceso en el cual un docente o especialista en alguna materia, imparte conocimientos sobre un tema específico a otra persona.

Sin embargo, la educación ambiental como tal no se refiere precisamente a este proceso. Podríamos decir que se trata más bien del proceso de aprendizaje de una serie de conductas y comportamientos responsables, en función de la conservación y preservación del medio ambiente.  

Es evidente que la problemática ambiental ha aumentado con el pasar de los años, en parte como consecuencia de la industrialización global, pero también por los malos hábitos de los individuos. Sin embargo, así como se ha intensificado la problemática, así como la conciencia de los individuos a nivel colectivo, con respecto al problema ha mejorado.

En la actualidad es común escuchar términos como deforestación, calentamiento global, responsabilidad ambiental, entre otros. Y estos términos son cada vez más familiares en las personas, entendiéndolos y siendo conscientes de su importancia en lo que respecta a la situación de nuestro planeta en el futuro. 

 El proceso de educación para el desarrollo sostenible, parte de la generación de conciencia en los individuos, haciéndonos ver que el cambio no se genera de lo general a lo específico, sino al contrario, de lo específico a lo general. Con esto quiero decir que la suma de los hábitos, conductas y comportamientos individuales en una conciencia colectiva, será lo que muestre los resultados que necesitamos. 

 Algunos componentes claves en la educación para el desarrollo sostenible son: 

  • Fundamentos ecológicos:   Implica el conocimiento de fundamentos básicos de ecología, geología, geografía, botánica, entre otras ciencias. Se considera que, si los individuos tienen claros estos conceptos, podrán apreciar con mucha mayor facilidad cuales son las reglas que el planeta establece para su sostenibilidad.
  • Concientización conceptual: No basta con tener claros los conceptos arriba mencionados y conocer las reglas, es necesario tener conciencia del impacto de estas reglas en el comportamiento de los individuos. Así mismo el efecto que causan nuestras acciones en el planeta.
  • Investigación y evaluación de problemas: Actualmente existe un número muy grande de personas y organizaciones que realizan estudios y análisis con respecto al medio ambiente. Así mismo existen muchas interpretaciones de dichos estudios que pueden diferir la una de la otra. Es importante saber cómo investigar y evaluar los problemas, teniendo en cuenta no solo el problema como tal, sino también el entorno en el cual este sucede. 
  • Capacidad de acción: Por último, no basta con investigar, analizar y sacar conclusiones. Es muy importante que los individuos tengan la capacidad de generar acciones que realmente impacten positivamente en el resultado esperado. Implementar hábitos de manera individual, que al multiplicarse en un colectivo generen dicho impacto. Lo más importante acá es ser conscientes de que el cambio inicia por cada individuo. 

Somos conscientes de que vivimos en una sociedad y que esta sociedad establece sus comportamientos con base en como la mayoría de los individuos que la componen se manejan. El proceso de educación para el desarrollo sostenible es algo que debe comenzar a trabajarse desde el núcleo del hogar.

Quiere decir que, cuando un niño es enseñado desde el seno de su hogar, a manejarse con conductas ambientalmente responsables, creando en él hábitos, como, por ejemplo: no botar basura en las calles, reciclar materiales y desechos, cuidar las plantas, preservar la fauna, etc.; posteriormente el proceso de formación continuará en el colegio y crecerá como una persona responsable con el medio ambiente y con hábitos que aporten positivamente al crear esa conciencia colectiva de la que hemos hablado. 

La mejor manera de hacer esto, es por medio de experiencias vivenciales en las cuales el niño se desenvuelva en diferentes ecosistemas y estando allí logre captar la importancia de su conservación y aprenderá con facilidad las técnicas o hábitos que apuntan a esto. 

Una vez que un individuo ha crecido con estas experiencias vivenciales, es mucho más sencillo mantener reforzado su comportamiento con talleres, seminarios, charlas, etc. Esta persona será un agente multiplicador que podrá influenciar en su entorno a fin de crear lo que llamamos conciencia ambiental colectiva. 

Por último, no debemos olvidar que aun cuando nuestras acciones personales y comportamientos, generen un resultado visible en el corto plazo, es realmente su impacto para las generaciones futuras, el que se pretende fortalecer. Es procurar garantizar para nuestras generaciones futuras, un mejor país y por supuesto, un mejor planeta en el cual puedan vivir.

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