No olvides la dirección

Por: Armando Chavarro

¿No te ha pasado que estás en una ruta creyendo que vas en la dirección correcta, la cual no es?

¿Estás enfocado, pero perdido?

“Un buen líder se mantiene enfocado…controlar su dirección es mejor que ser controlado por ella” dijo una vez Jack Welch, antiguo presidente de General Electric.

El enfoque es fundamental si se quiere controlar la dirección hacia dónde queremos ir. Y más en estos tiempos donde tantas distracciones pueden desenfocarnos.

Pero, ¿Puede cualquier enfoque anteponerse a la dirección hacia donde nos dirigimos? No… Es como tener el auto en el carril sin tener idea hacia dónde vamos. Cierto que estamos enfocados, pero sin dirección.

Tiene que existir un plan maestro que justifique enfocarse en la dirección correcta. Ese plan maestro lo puedes llamar constitución, carta de intención, manifiesto, declaración, plan de negocios, misión, visión; lo que quieras. Pero, tiene que existir una dirección para que el enfoque tenga sentido.

Traigo esto a la mesa, porque en estos tiempos de inestabilidad fluctuación económica, comercial y laboral, nos enfocamos solamente en los problemas inmediatos olvidándonos de los objetivos que nos llevaron a hacer lo que estamos haciendo hoy. Enfocados en los problemas tomamos decisiones que pueden alterar nuestra dirección. No es que le demos la espalda a las circunstancias actuales, pero no deben ser determinantes de nuestro futuro.

Es como dice John Maxwell: “Cualquiera puede desviar un barco. Pero le toca a un líder establecer el curso”. Cierto que en estos tiempos existe menos producción, menos ventas, recorte de personal, pérdida de empleo, caída en el ingreso y pérdidas que pueden hacer a cualquiera desviarse. Pero, ¿Son los problemas lo suficientemente robustos como para desviar nuestro curso? O ¿Será que ahora descubrimos que no teníamos uno y estábamos a la deriva?

Muchos negocios han tenido que ser creativos para mantener a sus clientes leales sea ofreciendo extensión en los pagos, descuentos, servicios agregados o incluso permitiendo que le paguen en forma de intercambio o participación accionaria en la empresa. Otros han tenido que mover su oficina a la casa o buscar un segundo trabajo para suplementar el ingreso. Pero, todos ellos saben que la dirección sigue siendo la misma: su negocio tiene que salir adelante. Mientras exista demanda por lo que hacen, su negocio vive.

Muchas personas han tenido que trabajar más horas por la misma paga. Aceptar una disminución en sus horas de trabajo, realizar otros trabajos o buscar otras opciones. Pero, todos ellos saben que la dirección sigue siendo la misma. Mientras existan personas o empresas que demanden su servicio, su profesión vive y vivirá.

Pienso que la diferencia que hace el éxito comercial, profesional o personal entre unos y otros, se debe en parte a la existencia de una dirección. No importa que cosas tengan que hacer para pasar los obstáculos, solo entienden que son momentáneos, si tienen claro hacia donde tienen que navegar.

¿Crees que un líder puede pensar o actuar como la moda, los caprichos del momento o depositar su dirección a los horóscopos? ¡No! Tiene claro hacia dónde va y cómo va a llegar. Una cosa es improvisar sobre las sorpresas, sobre las incidencias imprevistas, pero no sobre el plan maestro.

Es claro que existe un margen de error, pero parte de la misma dirección es confrontar las sorpresas y buscar oportunidades.

Un caso que me sirvió de ejemplo para comprender la importancia de la dirección, fue el de dos grupos de exploradores que en 1911 buscaban explorar el polo sur. Uno era comandado por el noruego Roald Amundsen y el otro por el británico Robert Scott. Ambos tenían el mismo objetivo y se dirigían al mismo lugar. Pero por qué Amundsen logró la meta sin que ninguno de los hombres falleciera, mientras que los otros perecieron en el camino. 

Amundsen no dejó ningún detalle a la improvisación, mientras Scott sí. Amundsen tuvo una preparación meticulosa, preparó a sus hombres y consideró todo posible escenario que pudiera enfrentar en el camino. Scott no.

Por eso, no olvides tu dirección. Si tienes un negocio establece tu misión, visión y objetivos. Tu negocio se construye sobre esas premisas. Si estás perdido, es tiempo de hacer una revisión.

Lo mismo en tus finanzas personales. ¿Dónde está tu misión, visión y objetivos? El consumo y el ahorro se condicionan a ese plan maestro.

Piensa en las cosas que hemos puesto nuestra energía, tiempo y alma. Sea en el negocio, la profesión, tu carrera o tu familia, hemos establecido un compromiso. Ese compromiso es el que nos tiene enfocados. Pero, ¿Tenemos dirección? ¿Alguna vez la tuvimos? O ¿La estamos perdiendo?

Compromiso sin dirección, es como un candado cerrado en una mesa, sin nada que proteger. Está cerrado, pero, ¿Cuál es su objetivo?

¡Ojo!, es fácil perderse en el camino. Nadie está exento. Pregúntate ¿Por qué nos perdemos? ¿Será que no hubo dirección?

Por eso, no olvides el fundamento de por qué comenzaste el negocio o practicas tu profesión. Es fácil que nos desviemos, pero no permitamos que las circunstancias presentes nos cambien el curso.

Si no tienes una dirección, entonces es tiempo de empezar a buscar una.

Al final tú decides.

Autor: Armando Chavarro – Escritor Humanista – Coach familiar, social y empresarial – Conferencista, Consultor   E-mail: info@armandochavarro.com

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