Tiempo de reflexión y de cambios
Por: Armando Chavarro
Por tradición, especialmente en las naciones latinoamericanas y por supuesto con vocación cristiana, la época de Navidad y Año nuevo es tomada para revisar lo hecho y los logros obtenidos durante el año que finaliza.
Tomado como el cierre de un nuevo ciclo compuesto de 365 días, hace que las personas sumen o resten sus éxitos y sus fracasos, para probablemente retomar al año siguiente una rutina que le mantendrá en su zona de confort, para esforzarse y ampliar sus logros o, para auto lacerarse ante el panorama de fracasos, cayendo en un círculo vicioso anual, con el dicho “El próximo año si…..”
¿Por qué sufrir?
Para evitar el sufrimiento por las pérdidas o fracasos, es muy importante entender que esas fechas son solo eso, fechas en las que se conmemora el nacimiento de Jesús, quien con sus enseñanzas le mostró al hombre el camino de la fortaleza espiritual y la ruta hacia el éxito mediante el trabajo.
El tiempo de reflexión y cambios debe ser todos los días. Todos deberíamos al final de cada jornada, hacer un pequeño análisis de lo hecho, de cómo fue nuestro nivel de productividad; ¿hice lo mismo del día anterior?, ¿avancé, logré algo más? o, ¿estuve ocupado haciendo nada?
Resumen, análisis y ajuste.
Si tomamos el hábito del resumen y análisis de la jornada, se puede mirar cómo fue y entonces, si hiciste lo mismo que el día anterior, entender que sigues viviendo, aunque no creciendo, si hiciste un poco más, descubrir y ver qué fue lo que te llevó a ese adelanto y repetirlo al día siguiente y al día siguiente y al día siguiente, con la certeza de que cada día será mejor al anterior. Así, a diario se descubre lo hecho y se hacen los correctivos para mejorar al día siguiente; no se esperan las crisis para actuar.
Para aquellos que se ocupan de no hacer nada, más que perder tiempo, les será muy fácil entender que su actitud y falta de intención, solo les lleva a una espiral descendente que cada día les inhabilita más y que al final, verán reflejado un estado de fracaso, sumergidos en la apatía y el desinterés que a la postre puede incluso conducir a la muerte.
Para entender la dinámica de la vida observando la naturaleza, veremos que ésta, día a día se crea a sí misma, no hay descanso, todo fluye y se transforma de manera continua. No hay pausas, ideas, reflexiones, ni justificaciones en contra, simplemente avanza.
Mi mensaje en esta oportunidad es que se objetive el propósito fundamental de nuestra condición de ser. Asimilar el hecho de que no es finalizar el año y recomenzar, es sencillamente avanzar, según la dinámica de la vida que consiste en crear, crear y crear…. y crear.
Lo anterior nos indica que hay que pasar a través del tiempo y no que el tiempo terrenal pase por sobre nosotros. El tiempo en su naturaleza es continuo y eterno; sólo existe el día y la noche como consecuencia de los giros del planeta con relación al sol.
Vive enfocado/a creando, construyendo, cambiando de manera continua en favor de la vida. No dejes de crear, ni contra crear, no destruir, no dañar. El principio de la creatividad divina y universal, se alineará con tu intención y actos y así mismo te compensará con bienes y fortuna en abundancia.
¡Que nada! ni ideas, ni pensamientos, ni la influencia de otros, ni creencias culturales o aprendidas, contrarias a tus propósitos de vida, tengan cabida en ti. No dejes de crear, ese don te fue concedido desde el origen de los tiempos.
Felices fiestas de Navidad y un Feliz y próspero año nuevo 2023.
Amigo por siempre: Armando Chavarro.