El Poder oculto de la Comunicación

Reloj sin tiempo

Por: Héctor Romero Muñozinfosaberprender@gmail.com

“El tamaño de tu universo es proporcional al número de terminales con las que te comuniques”

Las personas y los objetos existen en el momento que establezco una comunicación con ellos. Los elementos o las personas con las que no tengo contacto, con las que no me comunico, no existen para mí.

Un negocio crece entre más líneas de comunicación establezca para intercambiar bienes y servicios. Una Empresa se expande en la medida que libere más líneas de comunicación con sus clientes potenciales. Vemos entonces la importancia de conocer, entender, y practicar una comunicación acertada en todos los espacios de vida.

Es un tema recurrente que no sobra volver a recalcar, la comunicación es una herramienta poderosa que no hemos terminado de apreciar en su totalidad, tampoco en cada uno de los elementos que la conforman, con la que podemos crear y producir efectos maravillosos en los demás, pero también causar daños tremendos si la usamos equivocadamente.

Es fácil encontrar hoy en nuestros círculos familiares, sociales y laborales desacuerdos, conflictos, malos entendidos, maltrato, dolor, enemistades, aislamiento, rechazo y en el panorama mundial conflictos, guerras, miedo, desolación por una desafortunada comunicación o por negarse a dialogar y hacer acuerdos.

Es claro que, en este último espectro, existen intereses políticos, económicos y de otra índole que no se quieren negociar, siendo entonces este el primer obstáculo para sentarse a dialogar, con el riesgo de terminar en el peor de los escenarios, una confrontación armada.

¿Será que, entre familia, amigos, compañeros de trabajo o de estudio se dan las mismas condiciones para negarnos a entablar una comunicación clara, correcta, constructiva que nos lleve a entornos amables para recorrer nuestras vidas?  Seguramente no en la mayoría de los casos; en consecuencia, en algunos casos, se han dado finales trágicos.

Si nos ponemos en el plan de observadores, encontraremos personas temerosas,  o prevenidas para comunicarse con otros. Personas que han creado consciente o inconscientemente un muro a su rededor como auto- protección para sentirse seguras y no ser lastimadas, anulando cualquier posibilidad de relacionarse con otros.

Hay muchas personas que fueron dañadas en algún momento, lastimadas física o sicológicamente y no quieren correr más riesgos. Personas que deciden estar aisladas y prisioneras de sus propias dudas y consideraciones. Son aquellas que alimentan su mundo interior con ideas falsas como: “yo sé” “yo tengo la verdad” “usted no sabe o está equivocado” por lo tanto “no vale la pena que hablemos o discutamos al respecto”.

Otros se comunican con gritos, con prepotencia, como lanzando un golpe con cada palabra, es otra forma de disfrazar la inseguridad que vive en su interior. Son muchas maneras de comunicarse, dependiendo de circunstancias endógenas o exógenas que rodean a cada individuo.

Vivimos hoy una paradoja en el tema de dialogar unos con otros. La tecnología hizo posible que con un clic en un dispositivo digital, acerquemos el mundo o nos transportemos al lugar más alejado del planeta.  Nos pueden localizar fácilmente sin importar donde nos encontremos.

Sin embargo, vemos como nunca antes, millones de personas aisladas, incomunicadas, temerosas de dar la cara a un semejante, así sea para pedir la mínima ayuda. La depresión y la soledad han disparado las estadísticas de suicidios en el mundo.

La misma tecnología diseñada por hombres y mujeres, con avances extraordinarios nos ha embebido en comodidades y placeres muchos de ellos superficiales,  al tiempo que ha interrumpido relaciones, afectos y emociones al trasladar nuestras comunicaciones del mundo real a un mundo virtual. Encrucijada difícil de superar para muchos.

Como seres humanos y a favor de nuestra salud y la de nuestras siguientes generaciones, nos vemos obligados, obviamente para quienes quieran hacer una reflexión al respecto, a retomar las líneas y formas de comunicación que nos acerquen a nuestra familia, a nuestros seres queridos, a nuestros amigos y vecinos.

Es el principio para crear un ambiente sano y seguro y estar respaldado para enfrentar peligros o emergencias externas.

Es una gran inversión en los casos que sea necesario, entrenarse y capacitarse en el ejercicio de aprender a comunicarse. Es una necesidad vital para todos como entes sociales.

Recuerden, con la comunicación abrimos puertas y expandimos nuestro mundo.

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